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"La mejor estrategia para la victoria es caminar mirando a Jesús"

"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar". 1ra Pedro 5:8

En esta serie en la que estamos transitando a lo largo de este mes de Marzo, intentamos ahondar en las Sagradas Escrituras aquellos principios y herramientas que la misma nos ofrece para entender la tremenda lucha espiritual que cada hijo de Dios tiene en este mundo.

Cuando uno observa la naturaleza a nuestro alrededor, nota rápidamente que la misma está en una constante renovación; y son esos estados de grandes cambios los que hacen que el ciclo de la vida se renueven una y otra vez.

Al ver las estaciones del año podemos identificar y entender cómo va a ser cada época en el calendario. Si se atraviesa por el invierno sabremos que hará un frío que caracteriza tal estación, lo mismo sucederá con el calor del verano, los cambios del otoño y el renuevo de la primavera.

Y así como vemos que año tras año la creación desarrolla este ciclo de la vida; de la misma manera nosotros debemos estar pendientes y atentos para ver en que ciclo está nuestra relación con Dios.

Todo discípulo de Jesús pasa por momentos de intimidad con Dios, de apatía, de tibieza, la prueba y/o tentación, la caída, el dolor por el pecado consumado, la confesión y la restauración. Es en ese momento en donde el gozo divino inunda por completo su ser y experimenta esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

Cuanto más tardemos en regresar al momento de intimidad con nuestro Padre celestial, más propensos estaremos de estar distraídos y desatentos de los propósitos de Dios para nuestras vidas.

En las meditaciones previas hemos visto que el hijo de Dios está en una constante guerra espiritual con el enemigo de nuestras almas, que todo el tiempo quiere hacernos perder el rumbo de nuestras vidas lejos de Jesucristo.

A lo largo de la historia de la iglesia han habido y existen aún, doctrinas erróneas acerca de diferentes experiencias de la vida y la experiencia cristiana; y este tema de la guerra espiritual no es ajeno a ello.

Cuántas doctrinas erradas y con carencia de fundamento bíblico existen acerca de la guerra espiritual; o peor aún, muchas de ellas con contradicciones teológicas groseras que terminan menospreciando la obra de Cristo Jesús en la cruz; desplazándolo del centro de nuestra adoración para colocar en la escena una batalla casi personal con Satanás, en el que se debe estar más tiempo guerreando con él que sirviendo al Señor.

La enseñanza de la Biblia es clara, nos advierte que tal lucha existe y nos muestra las herramientas que Dios ha puesto a nuestro alcance. Las Sagradas Escrituras nos advierte: Resistan a Satanás, y él huirá de ustedes.

Y esa resistencia es la que debemos dar con la autoridad que el Señor nos ofrece por medio de Su Santo Espíritu. Es una resistencia que demanda aceptación, sumisión y obediencia a los principios y mandamientos que Dios mismo, en Su eterna sabiduría, nos ha dado para poder permanecer en pie luego de atravesar por dichas pruebas.

No podemos salir a enfrentar al enemigo de nuestras almas por cuenta propia y en nuestras fuerzas, porque pereceríamos con el solo hecho de intentarlo.

Pero es la autoridad dada por Dios, la llenura fresca de su Espíritu Santo, el conocimiento de las armas dadas por él; lo que nos asegura que estamos listos para el momento del ataque.

El apóstol Pedro expresa claramente en este versículo cuál es una de las funciones que Satanás tiene. Y es la de rondar de un lado para el otro buscando a quien devorar.

Quizá cabe destacar que su principal foco de ataque está en la iglesia de Jesucristo, es decir en cada una de nuestras vidas. Porque del que camina lejos de Dios no se preocupa, ya lo tiene bajo su autoridad; pero sí lo hará con cada uno de aquél que quiera caminar con Jesús.

De allí la importancia de velar y de estar atentos, porque no es lo mismo que nos sorprenda distraídos, a que en el momento del ataque estemos preparados para resistirlo.

Estar sobrio significa estar bien despierto, atento, con todos los sentidos a flor de piel; no dejando que nada ni nadie nos haga perder el tiempo en entretenernos y dejar flancos abiertos.

¿Cuántas de las rutinas y ruidos que nos rodean a diario en muchas ocasiones nos desconcentran y apartan de Dios? ¿Cuántas vanidades de este mundo nos hacen perder el rumbo de lo que verdaderamente es prioritario en nosotros?

El hijo de Dios entiende claramente cuál es su función en su paso por este mundo, y tal conocimiento no lo adquiere intelectualmente, sino que es el fruto de la intimidad con Dios en donde está preparado y dispuesto a escuchar su voz y a obedecer sus mandatos.

Cuántas personas se dicen ser seguidores de Jesús, pero están más preocupados por alcanzar sus anhelos y apetencias personales, que dedicar un tiempo diario de relación con su creador para conocer la voluntad de él para su vida.

La experiencia cristiana a la que Jesús nos llama es profunda, sincera y auténtica, en donde no hay lugar para el dualismo y la tibieza.

Es una experiencia transformadora en la que día a día somos moldeados en la presencia de Dios para llegar a la estatura de Cristo Jesús, nuestro modelo a seguir.

Dios nos ayude cada día a levantar nuestra mirada y mirar sólo a Jesucristo, porque cuando venga el momento de la prueba, estaremos atentos para enfrentarla con autoridad, en plena paz, y con la certeza de que la victoria ya está ganada porque Cristo la venció en la cruz del calvario.

Que la experiencia de cada día sea la que el Señor nos ofrece, la de vivir una vida abundante. Es esa vida que nos lleva de triunfo en triunfo y de victoria en victoria.

El apóstol Pablo experimentó esa vida cuando expresa a la iglesia de Corinto: A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús. O como les comparte a los filipenses: A todo puedo hacerle frente, a todo; pues Cristo es quien me sostiene.

Caminar con Jesucristo será una experiencia renovadora y desafiante cada día, seremos como el corcho en el agua, se lo puede hundir por un instante, pero rápidamente saldrá para la superficie.

Así será con nosotros, vendrán las pruebas, las tentaciones, los ataques por todos lados; pero al estar caminando con Jesús, saldremos en victoria de cada situación.

Que hoy mismo podamos renovar nuestro compromiso con el Señor y rendirle todas las áreas de nuestras vidas en las cuales él no está reinando en nosotros; para que siga formándonos conforme a Sus propósitos eternos.

En la confianza de aquél que prometió estar a nuestro lado todos los días hasta el fin del mundo.

Rev. Daniel A. Cali

Pastor

Mar 15, 2015


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