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"La FE es solo para los valientes"

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Gálatas 2:20

Vivir la experiencia cristiana es un desafío que sólo los valientes lo pueden hacer. En el común denominador de la sociedad, a las personas que deciden abiertamente profesar una espiritualidad sincera y comprometida; en muchas ocasiones se las caratula de ser personas incapaces, insuficientes e ignorantes.

Quizás sea porque erróneamente se piensa que dichas personas no tienen la habilidad de sobreponerse a cada situación de la vida por diferentes tipos de incapacidades; y como respuesta a ello se recuestan en las cuestiones de la fe.

En honor a la verdad, dicha apreciación respecto a la espiritualidad, no está más que lejos de la verdad. Porque ser un hombre o una mujer de fe en el mundo en el que vivimos hoy, es realmente para los valientes de veras.

El Señor Jesucristo, en su paso por este mundo, dijo que el que verdaderamente quiere ser su discípulo debe renunciar a todo lo que posee y aún a su propia vida.

¿Quién realmente está dispuesto a pagar un precio tan alto? Solo aquellos que, aún en lucha con su naturaleza humana que todo el tiempo les lleva a apartarse de Dios, deciden renunciar a sus derechos y a pagar el altísimo precio de la obediencia del señorío de Cristo Jesús sobre sus vidas.

Esta perspectiva de apreciación de la verdadera valentía, denota que el vivir a la manera de Dios y no a la manera de cada uno, es uno de los desafíos más grandes, más complejos y más difíciles de completar.

Desafío que aunque difícil no es imposible, porque Dios mismo nos ha dado algo de lo suyo para poder llevarlo a cabo. Nos dio Su Santo Espíritu a todos aquellos que hemos recibido la gracia divina.

Es el Espíritu Santo de Dios, quien nos selló y nos capacita cada día para poder hacerlo.

Pensar en que la espiritualidad es para los cobardes que quieren huir de la realidad, es una verdadera falacia.

Es mucho más fácil vivir al ritmo de los demás, y bajo los parámetros éticos, morales y espirituales de este mundo.

Aquellos que intentamos caminar con Jesús todos los días sabemos y conocemos lo difícil que es llevar a cabo una vida de obediencia, de dependencia y de sumisión a los principios de Dios.

Es difícil porque precisamente vivimos y nos movemos en medio de un mundo que experimenta un estilo de vida contrario al que Dios espera.

Nuestras sociedades están llenas de individualismo, de sincretismo, de apatía espiritual, de soberbia, de orgullo y de un extremo relativismo.

Ya nada es tan absoluto en los tiempos en los que vivimos. No lo es en la sexualidad, en la honestidad, en cuestiones de género, de fidelidad, de lealtad, etc, etc y etc.

Los hijos de Dios necesitamos conocer las bases escriturales que son las que nos dan el enfoque de Dios para saber qué hacer ante cada situación.

Es la revelación expresada en su máximo esplendor en la persona de Jesucristo en donde encontramos esos absolutos que nos dan la seguridad de en dónde y en quién hemos depositado nuestra confianza y esperanza.

Es por eso que nos urge la necesidad de conocer la voluntad de Dios revelada en Su Palabra, para poder atesorarla con empeño en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Es la Palabra de Dios en cada uno de nosotros, la que el Espíritu Santo nos traerá a nuestras mentes para poder enfrentar esas situaciones de índole ético complicado.

El apóstol Pablo les expresa a los hermanos de la iglesia de Galacia, que solo renunciando a sí mismo y permitiendo que el señorío de Cristo sea una realidad en su vida, es lo que puede hacer que su fe sea auténtica para poder vivir y experimentar una fe genuina cada día.

Es no solo entender en nuestro intelecto el alto precio del sacrificio de Cristo a nuestro favor, sino apropiarnos del mismo para poder experimentar esa espiritualidad verdadera que nos renueva en todas las áreas.

¿Bajo que premisas estamos desarrollando nuestra espiritualidad cada día? ¿Podemos decir con total seguridad que nuestra naturaleza humana está crucificada con Cristo? ¿Es Cristo el que gobierna cada área de mi vida? Estas preguntas nos pueden servir para realizar una mirada introspectiva de manera sincera y ayudarnos a entender bajo qué premisas de autoridad están nuestras vidas hoy.

¡Qué mejor ocasión que ésta!, para que en una oración sincera podamos presentarnos delante del Señor Jesucristo; y que al intimar cara a cara con él, seamos desafiados en todas aquellas áreas en las que todavía el Señor quiere gobernar con total libertad en nosotros.

Es un gran paso de valentía, pero es en esa actitud de obediencia y de sometimiento al Señor Jesucristo; en donde encontraremos la bendición de lo alto hacia todas las áreas de nuestras vidas.

Dios encuentre en mi vida, un corazón sincero y dispuesto a reconocer mis debilidades; para que al presentárselas en oración al Señor, esté preparado y dispuesto para seguir siendo transformado en Su presencia.

En la gracia inefable de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo.

Rev. Daniel A. Cali

Pastor

Feb 22, 2015


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