top of page

"Mis frutos muestran quien soy"‏

"Jesús no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre". Juan 2:25

Todo árbol se conoce por su fruto, dijo Jesús haciendo referencia a que no se puede alterar los frutos que cada árbol da.

En la vida de la persona es igual, a pesar de que se puede simular o actuar, tarde o temprano saldrá a luz la esencia de lo que hay adentro.

Jesús nos hace referencia en este pasaje del gran conocimiento que tiene de cada uno de nosotros. Conocimiento tan profundo que no lo podemos comprender.

Vivimos y nos movemos en un mundo individualista, egoísta y con estigmas sociales que llevan a que como personas nos movamos de tal o cual forma para poder ser parte del statu quo.

El gran conflicto lo tenemos cuando vivimos con los parámetros que Cristo Jesús nos dejó en Su Palabra; porque precisamente van en contraposición a los de este mundo; y el uno nunca puede juntarse, alinearse ni parecerse con el otro.

Podemos ver cualquier área; social, familiar, laboral, institucional, política, entre muchas otras; si las analizáramos en profundidad, nos daríamos cuenta que siempre la Biblia va a confrontar y exponer las diferencias entre lo que es común para la gran mayoría y la postura de parte de Dios.

Y la respuesta a estas diferencias se basan en que el mundo se mueve con parámetros que están bajo la esclavitud del pecado y no en la verdad divina que expresa la Palabra de Dios.

Es allí en donde uno se confronta con el otro y no parecen poder reconciliarse nunca; y la realidad es que por más que se quiera, tampoco podrían hacerlo, porque la esencia de cada uno es opuesta al otro.

Jesús nos anima a que podamos ser auténticos, con nuestras virtudes y defectos. Sabiendo que el Poder de Dios precisamente se manifiesta en nuestras vidas por medio de nuestras debilidades.

No nos sirve simular, ni mucho menos, aparentar delante del Señor; porque como bien lo expresa Juan, Jesús sabe lo que hay en cada uno de nosotros.

Y es allí, cuando entiendo el gran conocimiento que el creador tiene de mi vida; que no puedo más que decirle: "Señor, tú me conoces en lo más profundo, toca mi vida y llénala con tu poder y tu gracia para poder cumplir con los propósitos eternos para conmigo, porque separado y lejos de ti nada puedo hacer".

Dios nos mandó a que seamos embajadores de él, representantes suyos en cada lugar y en todo tiempo.

Qué difícil que es cuando a veces afloran nuestras humanidades y debilidades, que en vez de glorificar a Dios; en muchas ocasiones, terminamos avergonzados por no haber podido cumplir con esa tarea.

Es entonces cuando nos damos cuenta que no podemos enfrentar esta lucha desde nuestras estrategias humanas. Sino más bien, permitir que cada día el Señor pueda crecer en nosotros; que vayamos cada día a los pies de la cruz para poder nacer de nuevo en todas las áreas en donde el Señor Jesús sea la única autoridad en nuestras vidas.

No sirve aparentar que somos buenos, porque la realidad es que delante de Dios no lo somos. Dios sabe y conoce nuestra condición, y lo único que él espera de nosotros, es un espíritu humilde, sencillo y sumiso a él; para poder trabajar en todas aquellas áreas que tanto nos cuesta cambiar.

El orgullo y la soberbia no nos sirven en este proceso, porque además de entorpecer el obrar de Dios por medio de su Santo Espíritu en nosotros; nos ciegan y nos cauterizan a tal punto que perdemos toda sensibilidad espiritual.

Que cada uno de nosotros realmente pueda ser un verdadero embajador de Jesús, que por doquier podamos representar al Señor de una manera auténtica, con todo lo que somos, con nuestras virtudes y sin ocultar nuestros defectos.

Nuestro mundo necesita cristianos verdaderos que representen la gloria del Señor sin mancha ni alteración alguna.

La sociedad está cansada de religiosidad y de apatía por el otro; y es por eso que, hoy más que nunca; Dios anhela, espera y quiere de cada uno de nosotros, que sembremos los frutos del resultado de nuestra intimidad con él.

No caben dudas que una persona que camina con Dios a su lado influirá a su alrededor de una manera diferente a aquel que no lo hace de esa manera.

¿Cuánta influencia del reino de Dios queda en el rastro del camino por el cual hemos pasado en esta semana? ¿Cuántas personas que caminaron a nuestro alrededor realmente anhelan buscar a Dios por el ejemplo que les hemos dejado?

Cuando analizo mi situación en profundidad delante del Señor, todavía me doy cuenta de la gran necesidad que tengo de que él siga moldeando todo mi ser.

Quizá el desafío que Dios nos está poniendo por delante no comienza en cosas grandes, sino en las más básicas y sencillas.

Es hora de aceptar y de reconocer que necesitamos de Dios en nuestras vidas.

Como decía el apóstol Pablo haciendo referencia al proceso de transformación espiritual: "Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros".

Es un proceso de cada día, por eso no podemos perder tiempo, porque cuando nos miramos frente a nuestro modelo por excelencia, Jesús; es mucho lo que necesitamos cambiar.

Que en cada uno de nosotros pueda haber esa franqueza de saber que no somos tan buenos como creemos, y que con urgencia y perseverancia acudamos al trono de gracia para que Dios nos siga moldeando conforme a Sus propósitos, y así, podamos representarlo sin ningún miedo ni vergüenza alguna; porque los que nos conocen y caminan con nosotros, sabrán que todavía estamos siendo moldeados por la mano poderosa y amorosa de nuestro amado Padre celestial.

Que Su gracia sea suficiente para nuestras vidas.

En Cristo

Rev. Daniel A. Cali

Pastor

Ene 18, 2015

Captura de pantalla 2015-01-18 a las 11.43.09 AM_edited.jpg

Featured Posts
Recent Posts
Archive
Search By Tags
No hay etiquetas aún.
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Reflexión de YouTube
bottom of page