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¡Comenzar bien para terminar bien!

"Encomienda al Señor tus obras, y tus pensamientos serán afirmados". Proverbios 16:3

¡Bienvenido 2015! Sin duda que este nuevo año trae consigo grandes expectativas e incertidumbres de lo que va a suceder y/o acontecer. A pesar de los buenos deseos que unos a otros nos podemos dar, sin duda será un año de grandes desafíos, tormentas, alegrías, tristezas, luchas y victorias.

Aunque nuestro deseo humano reposa en que cada año sea mejor que el anterior, la Palabra de Dios nos dice que la situación del hombre en vez de mejorar, va a empeorar día a día, año tras año; hasta el regreso del Señor en su segunda venida al mundo con toda gloria, autoridad y potestad.

Regreso que fue prometido junto con la compañía del Espíritu Santo de Dios; quien nos ayudará a no solo esperar ese día glorioso, sino a estar preparados para ese encuentro especial y sobrenatural.

Al decir que el hombre cada día se corrompe más por alejarse de Dios; cabe mirar un poco a nuestro alrededor y compararlo con algunas situaciones y vivencias de décadas atrás y nos vamos a dar cuenta que muchas cosas se perdieron. Cosas que tienen que ver con la ética, la convivencia y la moral, entre tantas otras cosas más.

Por lo que, si bien por un lado el panorama no es tan alentador, sí lo es desde el punto de vista espiritual; porque nos da la oportunidad de que nuestra fe crezca cada día más y más.

Y no solo que nosotros nos desarrollemos como gigantes de la fe; sino que al ver la urgencia con la que la maldad avanza por doquier, como cuerpo de Cristo cumplamos con el propósito de ser sal y luz en este mundo.

Por lo que por un lado es una visión desalentadora desde el punto de vista humano, se convierte en una tremenda oportunidad para cumplir con el llamado que Jesús mismo nos ha encomendado.

Porque aún cuando el mundo se siga complicando cada día y traiga los afanes que lo caracterizan; nada de esto nos separa ni nos prohíbe de las promesas de Jesús de que caminaría a nuestro lado y nos daría lo suficiente para salir victoriosos en todo lo que hagamos y en todas las situaciones que debamos atravesar.

¿De qué manera podemos estar tranquilos de que podremos enfrentar este año en total plenitud y llegar victorioso al final del mismo?

El predicador, sabio entre muchos, nos regala este razonamiento; que no es una mera joya escrita, sino más bien el resultado de sus propias experiencias vividas con Dios.

"Encomienda al Señor tus obras". Esto significa que al emprender todo lo que anhelemos y hagamos cada día de este año; no lo hagamos confiando en nuestra propia prudencia, en nuestra sabiduría, en nuestras fuerzas, en nuestras habilidades, en nuestros recursos y razonamientos; sino apoyándonos sabiamente en el Señor y descansando en que él nos guiará por el camino que tiene los mejores pastos y las mejores aguas.

"Y tus pensamientos serán afirmados". No habrá lugar para la equivocación si en cada decisión está la guía y la aprobación de Dios en todo lo que emprendemos.

He aquí tres verbos que nos pueden ayudar a que este año sea de gran bendición y nos ayude en el crecimiento de nuestra relación con el Señor Jesucristo:

1) Confiando: Significa creer que las promesas de Dios son una realidad y que se cumplen en los tiempos de Dios. Es poner en ejercicio la dicha de la fe para sobrepasar cualquier obstáculo y/o prueba que se presente en nuestro camino. Es aceptar que si Dios dice que algo es malo, obedezcamos aún cuando no entendemos el por qué de todas las cosas.

2) Obedeciendo: Entender que la consecuencia de la confianza es la obediencia de todo lo que Dios espera de cada uno de nosotros. La obediencia requiere fe, no cuestionamientos. Y no se puede obedecer sin confianza y dependencia plena de Dios. La obediencia al Señor requiere renuncia, sometimiento y aceptación plena; y es en esa actitud en donde nuestro ser va creciendo cada día a la estatura de la plenitud de Cristo Jesús.

3) Sirviendo: La manifestación externa de que nuestra vida está bajo el señorío del Señor; es cuando todo nuestro ser está al servicio de él. Cuando las prioridades no son las nuestras personales, sino las del Señor. Cuando la manera de ver el mundo no es con nuestros ojos humanos llenos de individualismo, egoísmo y vanidad. Es cuando entendemos que aún dentro de la comunidad de fe en donde Dios nos ha colocado, nos ha dotado de los dones suficientes y necesarios para que en el ejercicio de los mismos todos seamos edificados unos con otros.

¡Que gran oportunidad que tenemos por delante!

Que desde el primer día de este nuevo 2015 que está comenzando, podamos colocar al Señor delante de todo lo que hagamos; que busquemos su guía para cada decisión que debamos tomar, y de esta manera poder decir sin ningún temor que nada nos tomará por sorpresa; porque como dijimos al terminar el año anterior: Dios es Dios, y tiene todo bajo control.

Que Dios nos siga formando a la estatura de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo.

Rev. Daniel A. Cali

Pastor

Ene 04, 2015

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