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2014, un año más que se va...

"Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios". Colosenses 1:10

2014, un año más que se va y otro que está golpeando la puerta para entrar. A pesar de que el reloj cronológico del tiempo transcurre de igual manera año tras año, pareciera ser que algunos pasan más rápido que otros.

Sin duda que muchas cosas pasaron en este 2014, cosas lindas y algunas no tan lindas, logros alcanzados y otros que todavía están en pleno desarrollo, victorias ganadas y desafíos que aún están en progreso.

En la filosofía cotidiana pareciera que todo lo lindo, lo bueno y lo placentero es lo que nos hace sentir bien y creer que es suficiente para nuestro proceso de formación y desarrollo. Pero lo interesante desde el punto de vista espiritual, es ver que todas las cosas que nos acontecen, Dios las utiliza para nuestro bien.

¿Cómo es eso? ¿Las cosas malas son buenas? Pareciera ser una paradoja desde el punto de vista lógico y humano; pero el hijo de Dios sabe que él utiliza todo para bien.

Podemos recordar aquella declaración de Job después de sufrir semejantes pruebas cuando dijo: "¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos?"; o el apóstol Pablo cuando les escribió a los romanos diciendo: " Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien."

Sin duda que al pasar por el momento de la prueba, del dolor, de la desesperación, de la angustia, no es cosa placentera. Es más, sería hasta ridículo pensar en disfrutar de estas situaciones y denotaría que algo no muy normal nos está pasando. Pero lo que la Palabra de Dios nos insta, es a ver que aún en los momentos de prueba, Dios está a nuestro lado y tiene todo bajo control.

Nada de lo que nos ocurre está fuera del alcance y de los propósitos de Dios para nuestras vidas. Desde el día que le rendimos nuestra vida a él, su Santo Espíritu nos selló y es el que nos guía y acompaña a lo largo de nuestro peregrinar. Es allí en donde entiendo el propósito divino de que todo ayuda para bien, porque no depende de mí, sino de lo que Dios permite que me acontezca.

¿Cómo conoceríamos el perdón de Dios si primero no experimentamos la carga de la culpa por nuestro pecado?; ¿De qué manera entendería la provisión de Dios si no pasara por un momento de extrema necesidad? o ¿cómo comprendería la sanidad divina sin haber pasado por alguna enfermedad?

Cuando entiendo en fe de que Dios utiliza todo para bien y para formar mi vida a la estatura del Señor Jesús todo toma sentido y otro color.

El apóstol Pablo nos desafía en este texto a glorificar al Señor por medio de nuestro diario andar. Sin duda que muchas cosas no entendemos, pero nuestra obediencia a Dios no está basada en la lógica y en el razonamiento humano, sino en la fe y la dependencia plena de él. "Porque por fe andamos, no por vista."

¿De qué manera podemos ser tenidos por dignos del Señor en nuestro diario vivir? El apóstol nos resume en tres pensamientos, lo necesario para que esto sea una realidad en nosotros:

En primer lugar nos dice que le agrademos en todo; es decir, que todas las acciones de nuestra vida sean aprobadas por el Señor y que cada una de ellas llegue a Su presencia como ofrenda fragante de santidad y verdad.

En segundo lugar nos anima a que llevemos fruto en todo lo que hagamos. Es decir, que nuestro caminar refleje la evidencia concreta de que nos identificamos con Jesús y que dejamos huellas que nos identifican con él.

Y por último, en tercer plano, no desafía a que día a día crezcamos en el conocimiento de Dios. Argumento básico y necesario para poder obedecerle y confiarle nuestra vida cada día.

Que bueno que al llegar a esta fecha de los últimos días de este año que se está yendo, podamos mirar para atrás y dar gracias a Dios por todo lo que nos ha permitido vivir, por todas las experiencias buenas y aún las que creo que no son tan así; sabiendo que él las usó y las usará para nuestro bien.

Y que en este momento de mirada introspectiva podamos renovar nuestro compromiso para con Dios, dejando que él tome el dominio de todas las áreas de nuestra vida, para que verdaderamente nuestro andar de cada día glorifique al Señor, que podamos seguir creciendo en él; y que llevemos frutos en todo lo que hagamos.

Sin duda que al mirar hacia adelante, quizás hay muchas metas por alcanzar, muchas áreas que trabajar; pero descansemos y confiemos en que Dios obrará conforme a Su propósito en este nuevo tiempo en cada una de nuestras vidas si dejamos que él nos guíe e ilumine con su Santo Espíritu.

Y que al levantar nuestra mirada y al ver el nuevo año que se aproxima, podamos esperarlo con la alegría de saber que nada nos tomará por sorpresa y nos producirá sobresalto alguno, porque sabemos que Dios está en control de todo.

Que sea una realidad en cada uno de nosotros, amén!

Rev. Daniel A. Cali

Pastor

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