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Cuarto domingo de adviento....

"Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor". Lucas 2:10-11

Cuarto domingo de adviento, señal de que la hora de la gran celebración se avecina. A donde uno va por doquier, se pueden observar los colores rojo y verde junto a diferentes símbolos y personajes que anuncian que la Navidad está a la puerta.

La idea de un tiempo de paz, amor y felicidad son deseos que cada persona espera dar y recibir en estos días. Lamentablemente nuestra sociedad con el paso del tiempo ha ido desplazando el verdadero significado de este evento histórico y lo ha colocado en un tercer o cuarto plano. La idea de la Navidad hoy es para muchos una oportunidad para celebrar con familia y amigos, disfrutar de una buena comida, recibir regalos, armar el árbol y esperar la visita especial de papá Noel.

Si bien como cristianos vivimos dentro de este mundo, no podemos dejar de lado en que como iglesia del Señor debemos renovar, desempolvar y refrescar el verdadero mensaje navideño; y no es más que aquel que recuerda el nacimiento del Salvador, el nacimiento de Cristo Jesús. La única, genuina y verdadera esperanza para todo ser humano de ser reconciliado con Dios gozando la dicha de ser parte de su gran familia.

El nacimiento de Jesús impactó no solo el mundo terrenal en la nueva esperanza que éste tendría, sino también el celestial. Los anuncios del ángel Gabriel acerca de este gran acontecimiento conmocionaron grandemente a todos aquellos a quienes se les fue revelando el anuncio del nacimiento de Jesús.

Los tiempos eternos establecidos por Dios Padre se cumplieron en el día en que por medio de la virgen María, Jesús estaba llegando a este mundo para caminar con nosotros, experimentar nuestras vivencias y experiencias, pero sin pecado alguno que lo contaminase. En los cielos hubo gozo y gran alegría, y en la tierra esperanza de paz para con todos.

Desde las primeras horas de vida en esta tierra, ya Jesús nos comenzó a dar una idea del estilo de vida humilde y austero en el cual quería desarrollar sus propósitos. Estilo de vida que años más tarde desafiaría a todos sus seguidores a que imitemos sus pisadas.

El nacimiento del salvador se desarrolla en una especie de galpón, en donde habían animales y elementos que se utilizaban para atender los mismos. Después de recorrer varios lugares José no había encontrado un espacio adecuado y pertinente para que María pudiese llevar adelante el trabajo de dar a luz de quien sería el salvador de la humanidad.

Allí el relato de la Biblia nos dice que José había preparado un pesebre, humilde pero acogedor y calentito para que el nuevo bebé comience a descansar y a relacionarse con el nuevo mundo exterior afuera del vientre de su madre.

Fue sobre éste lugar en donde la estrella que guio a los pastores y magos se reposó para que ellos pudieran adorarle y traerle todos los presentes que tenían preparado para ofrecerle.

Los dignos y acogedores deseos de paz, amor y felicidad que por doquier se escucha en estos días; son el gran desafío que como iglesia del Señor tenemos para compartir acerca del verdadero sentido de la Navidad; porque: ¿Cómo el mundo va a conocer y experimentar el verdadero significado de la paz si no es por medio del Señor? ¿Cómo conocerá la verdadera felicidad si Cristo no está presente en sus vidas?; y/o ¿Cómo experimentarán el amor puro y perfecto si no es por medio de aquel que nos enseñó acerca de su verdadero significado en su máxima expresión?

Podríamos estar seguros en afirmar que no se pueden experimentar ninguna de estas tres, el amor, la paz y la felicidad en su máximo esplendor si Jesucristo no está presente. Es necesario que Jesús nazca en cada corazón y traiga ese sentido a la vida.

Ante un mundo de tanta turbación Jesús no solo nos enseñó el significado de la paz sino que nos la puso a disposición diciendo: "La paz les dejo, mi paz les doy, no es la paz que el mundo puede dar, no se turbe vuestro corazón ni tengan miedo". Nos compartió la clave para encontrar el significado de la esperanza de vida cuando dijo: "Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia". Y nos enseñó también el verdadero significado del amor: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados".

Que gran oportunidad que tenemos en estos días también, que como miles de años atrás, esa luz de la estrella de Belén nos lleve a la persona de Jesús, y que como cuerpo suyo podamos seguir alumbrando en un mundo de tanta oscuridad y apatía hacia el mensaje navideño.

Que al celebrar con amigos y hermanos en esta semana, nuestro primer festejo sea el de un corazón agradecido a Dios por ese amor tan grande manifestado en el nacimiento de Jesús, y que mejor manera de agradecerle que renovando nuestro compromiso de servicio hacia él con todo nuestro ser.

Que nuestro agradecimiento no sea externo y superfluo, sino cargado de compromiso en respuesta a esa gracia tan grande que recibimos de su parte.¡Feliz Navidad 2014, y si todavía no le has abierto tu corazón a Jesús, sea ésta la oportunidad para que el nazca en tu corazón y experimentes la dicha de ser un hijo de Dios!

En el amor y la gracia recibida por el gran salvador del mundo.

Rev. Daniel A. Cali

Pastor


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