Decidid a Quien Servir...
"Y si mal les parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses que sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová." Josué 24:15
En este mes de Noviembre en donde como iglesia lo destinamos a las Misiones y a Acción de Gracias, Dios trajo a mi mente y a mi corazón este pasaje de despedida de Josué. Josué fue uno de los líderes más importantes en el pueblo de Israel, porque fue el encargado de tomar la posta del liderazgo del pueblo que le había otorgado su antecesor Moisés, para introducirlos en la tierra prometida que Dios tenía preparada para su pueblo. Una de las grandes luchas por las cuales el pueblo de Dios tuvo que atravesar a lo largo de su peregrinar desde Egipto hacia la tierra prometida, fue precisamente basada en una tensión entre la adoración a Dios y a otras deidades que existían en aquellas regiones por las cuales ellos estaban de paso. El problema no era que ellos no reconocían a Dios, sino que junto a su adoración al Dios vivo querían sumar la adoración a las otras deidades. Esto no era un problema para el pueblo pero sí lo era para Dios que no estaba dispuesto a compartir su gloria con nadie. Cuando Dios le dio los mandamientos al pueblo por medio de su siervo Moisés en el monte Sinaí, les dejo bien en claro que no se enredasen en ese problema de tener otras deidades. Dios se presentó como la única opción para ellos; opción suficiente para que el pueblo pueda confiar y descansar. Josué estaba dejando su puesto en el liderazgo y conociendo el corazón del resto del pueblo les llamó para darles unas palabras de despedida. Si uno lee todo el capítulo 24 de Josué, nos vamos a dar cuenta de como por medio del uso de la memoria los llama a recordar las grandes cosas que Dios había hecho por ellos. Comenzando desde la salida portentosa de Egipto, el cruce del mar rojo, la provisión del agua y el maná en medio del desierto, el cuidado y protección; y concluyendo en la situación en la que ellos se encontraban en ese momento, la de gozar de esa tierra maravillosa de la cual fluía leche y miel, y de las grandes cosas que Dios tendría para ellos en medio de la conquista de dicha tierra; Josué les anima a entender que todo eso fue un regalo de Dios, y que les fue otorgado por pura gracia, no porque lo merecieran. Les costaba aceptar esa idea de que por medio del desarrollo de ellos el amor de Dios alcanzaría todos los confines del mundo. En vez de aceptar ese propósito misionero que Dios tenía para Su pueblo, confundieron la idea de elección de Dios para su provecho propio y egoísta. La revisión de la situación les llevaba a tomar una decisión, por eso les dice que escojan que opción quieren tomar desde ese momento; si adorar a los dioses que adoraron sus padres al otro lado del río o a los dioses en cuya tierra están ahora; pero sepan una cosa les dijo: Yo y mi casa serviremos al único y verdadero Dios, a Jehová de los ejércitos. Josué tenía bien en claro cuál era su situación delante de Dios, se sentía un siervo de verdad. Siempre existieron y existirán deidades aparentemente más atractivas que la de someter nuestras vidas a Dios; y estas falsas luces que brillan con engaños, no solo distraen sino quitan sumisión, obediencia y servicio al Señor.
Por eso Dios es celoso y no comparte la gloria con nadie, porque: ¿con qué lo podríamos comparar? Su esencia, su carácter y su poder son únicos. El pretender tener otro objeto de adoración es de colocarlo a Dios como una opción más, cuando es la única opción, solución y salida para el hombre. Como en los tiempos bíblicos, siempre estarán a la vuelta de la esquina otras opciones que quieren distraer nuestro foco de adoración y servicio a Dios; a veces puede ser el dinero, la familia, el trabajo y/o cualquier otra cosa que quite el primer lugar de Dios en nuestras vidas. El primer problema de desplazar a Dios es que no estamos dispuestos a someternos al propósito que Él tiene para nosotros. Al tener esta actitud, de manera consciente o inconsciente, estamos dejando que algo diferente a Dios dirija y consuma nuestros mayores esfuerzos, lo que no sólo nos lleva por consecuencia a no invertir bien los recursos otorgados por Dios, sino que nos aleja de ser esos instrumentos de bendición para los demás. El servicio a Dios es una decisión. Y como tal debe ser tomada de manera consciente, seria y en total obediencia. Es por eso que si construyo mi vida en la voluntad de Dios, nada irá en contraposición; pero si decido hacerlo a mi manera, ignorando los propósitos de Dios y tratando de insertar el servicio a Dios a mi manera, el mismo a veces será pesado, molesto e inoportuno; porque siempre habrán otras opciones para hacer y satisfacer mis anhelos y apetencias personales. El servicio a Dios no puede ser impuesto, forzado o simulado; ya que se convertiría en una carga y en un estorbo en vez de una dicha y un privilegio. El servicio a Dios no es para todo el mundo, sino sólo para aquellos que le han rendido sus vidas a Él y están dispuestos a aceptar el señorío de Cristo en total sumisión, obediencia y dependencia de todas las áreas de su vida. ¿Qué grado de servicio le estoy dando a Dios en mi vida hoy? ¿Es Dios mi único objeto de adoración? Solo podremos cumplir con el propósito ser instrumentos para el extendimiento del Reino de los Cielos a los confines del mundo cuando nuestras vidas estén bajo su autoridad y señorío. Me gusta la expresión de Josué, el mismo tomó la posta para servir a Dios con su familia y no le importó si el resto lo iba a hacer o no. A veces tenemos que ser pioneros en las decisiones de obediencia a Dios, para que seamos ejemplos de modelos a imitar; como decía el apóstol Pablo: "Sean imitadores de mi, como yo lo soy de Cristo Jesús..." ¡Hoy es el día para tomar una decisión! Sigamos el ejemplo de este gran varón de Dios, que sin importarle lo que el resto pensaría de él, supo escoger la decisión más sabia que cualquier persona puede tomar. Que Dios nos ayude cada día a entender este gran misterio, que aún con todos los defectos que podemos tener, si decidimos rendirle nuestras vidas a Él; podemos ser grandes instrumentos en Sus manos para que Su amor corra por este mundo, y muchos vengan al conocimiento del único camino, de la única verdad y de la verdadera vida: ¡Jesucristo!. ¡Que el Señor nos bendiga con bendición de lo alto! Rev. Daniel A. Cali Pastor
